martes, 16 de marzo de 2021
Corrijo
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Hasta donde he sido impotente de rasgar la secretosa voz de la palabra
para ahuecar la despegada memoria en sus vueltas y revueltas,
de qué modo trozar la bruma que oculta el suceso,
cómo cuidar el palabreo de los mitos inexpertos.
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¡Qué pánico ahogador a la sequedad de la lengua!
¿Qué me he propuesto sin poder cumplir?
¿La acción atilada de artificiarme en el brillo
estando él tan lleno de frenados recuerdos?
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Las nuevas voces se tocan, se huelen, se palpitan,
como el hender de la vuelta, pedir la palabra y dejarse llevar,
quitar el velo jabonoso de la camisa transpirada,
estrujar el verbo negrusco recién lavado en agua del cielo.
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Enmendar la experiencia tenue del distante realismo,
luego volver a la prístina anomalía del hálito griego,
que sea la palabra, no su argumento quien nos pasme
y allí estará el espacio de la libertad que nos espera en el Yo.
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Dedicado al Maestro José Manuel Caballero Bonald
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