domingo, 2 de julio de 2023
Escribir - 1 -
1 - Escribir
El deseo de escribir es el mejor pasaporte hacia el territorio de la escritura. Es el único requisito. Pero ocurre que los humanos tenemos un conflicto con los deseos propios, estamos inhibidos, los contenemos con limitaciones. La lista de ejemplos es inagotable. Por lo tanto hay una pilla salida. Es posible tomar el camino de conocer los secretos, las técnicas, ciertos trucos del oficio. Esto no va a ser suficiente, pero ayudará a encontrar nuevas vías para alimentar el proceso.
Escribir es fundamentalmente una práctica pensante. Encararla implica dejarnos llevar por nuestros pensamientos, tanto los más pequeños y ridículos como los más triviales o importantes. Nada es manido o vulgar a la hora de escribir. Todo vale.
De palabras está hecho el universo, porque es el verbo de una persona viviente. Dejarse llevar. Con no sólo palabras puras o exquisitas, sino las ambiguas, las malditas, las románticas, las atrevidas, las disfrazadas, las seductoras, las del habla común y las del no común. Acostumbrarse a que forman parte del Goce y el Placer.
Seguir necesariamente el hilo cronológico en la escritura no es la única manera. No es irrestricto copiar la realidad tal cual su orden cotidiano, sino transformarla mediante ideas. imaginar lo que pudiera haber sido y no sólo contar lo que es. Cada persona guarda en su mente, miles de recuerdos, de imágenes, de convicciones ideológicas, de dolores, alegrías e incomodidades. Todas esas vivencias y pensamientos no debe ser sólo un pretexto para informar. Es favorable saltear los pasos lógicos, tergiversarlos, eludirlos, o rebuscar las determinaciones ocultas, no manifestadas, de cada una de esas realidades o acciones. Las ideas están en todas partes. Es necesario curiosear, indagar, provocar, zaherir, remedar.
También se escribe para conocerse uno mismo, porque verbalmente no se consigue decir lo que se desea o se siente. Escribimos porque la escritura nos brinda la única oportunidad de rectificar semanas después lo que hemos escrito; en cambio lo oral no.
Escribir es una actividad semejante a soñar. Contaba Sigmund Freud, que había una vez en un pueblo de España, en que todos los varones estaban perdidamente enamorados de la misma mujer. Un conflicto en potencia. Hasta que un día, uno de ellos, amaneció diciendo que se sentía liberado de esa obsesión. Se reunieron todos los hombres en una taberna para indagarlo, muy interesados en cómo lo había conseguido, entonces les contó que esa noche había soñado que esa mujer lo amaba él. Y así fue como ese personaje enamorado resolvió el conflicto. Está demás decir que algunos de los compañeros del bodegón, apuraron su caña y se fueron rápidamente a dormir la siesta. Otros no. Idénticos resultados se pueden conseguir escribiendo. Tal vez dando vuelta la historia de Freud al revés.
1- Convencerse que todo el mundo puede escribir. 2- No censurarse durante el proceso. 3- Mirar una misma cosa de diferentes maneras o al revés. 4- Convertirnos en quienes no somos ni seremos nunca. 5- Ser capaz de saltar de un lugar a otro y de un tiempo a otro.
Las palabras reflejan el pensamiento, pero a veces son escasas las que usamos. Revisando nuestro archivo mental, a veces encontramos muchas ideas, pero estamos carentes de palabras. Muchas personas se quejan de su imposibilidad para expresar por escrito lo que piensan. Ocurre que nuestro conocimiento de la lengua suele ser mayor que nuestra capacidad de usarla. Para salvar el momento, es eficaz trabajar con unas mismas palabras iniciales que nos surgieron y visitar un diccionario de sinónimos y antónimos. Allí encontraremos otras palabras que nos derivarán a varios otros sentidos, lugares, y nos darán otras perspectivas y una fuente de inspiración. Prueben con Oculto - Natural - Negación. Luego asociar una palabra con otra. Una idea con otra. Y tratar de rescatar el otro lado de las cosas. Es muy útil 1º) Seleccionar las ideas. 2º) Empezar por un borrador. 3º) Analizar el tema. 4º) Hallar y asociar ideas afines.
¿Dónde se instala el germen de una Idea? Nuestra meta es descubrirlo. algunos gérmenes son débiles y necesitan de otros para crecer y juntos generan una idea. Ésta suele definirse como la representación mental de algo imaginario o real. Pero cuando se instala en nuestra mente, deja de pertenecer a lo real y se constituye como parte del creador en contraposición a lo real. Los caminos parten de lo Real, la participación del pensador lo convierte en una Realidad perteneciente a ambos y el proceso es transformarse en Imaginación. Surge lo ficcional.
Previamente, obligarse a tener un argumento previo y completo resulta coercitivo para las idea conformadas. Ideas son comienzos, son finales: en realidad son puntas, nada más que puntas del ovillo del cual se tiran. Suele suceder que se tiene un tema aparentemente definido, que nos convence. sin embargo al disponernos a llevarlo al papel no lo plasmamos como lo hemos "visto" mentalmente. Pero luego, durante la escritura, otros gérmenes aparecen y se multiplican y nos desvían hacia otras direcciones que no habíamos previsto. Goethe le decía a un amigo: "Me preguntaban cuál era la idea que quise encarnar en "Fausto", ¡como si yo mismo lo supiera o pudiera explicarlo!"
No olvidemos que escribir es, entre otras muchas cosas, transgredir las normas y las reglas, ir más allá de lo que se supone que se esperaba. Pero no descartar ninguna motivación para empezar un relato que relaciona lo vivido con lo imaginario en variados contenidos.
Hay dos tipos de final de relato. estos son: 1) EL CESE, considerado que el relato acaba definitivamente, sin dejar puntos oscuros por resolver. Generalmente se resuelve un enigma. 2) EL DESENLACE, cuando el relato acaba en apariencia, sin explicitarlo. Y deja al lector con una gran libertad de interpretación o que imagine la resolución o continuación por distintas vías o salidas. Para que el final sea eficaz, debería cumplir con las siguientes condiciones: Ser coherente con el texto anterior, ser significativo y dejar huella en el lector.
¿Cómo y de cuántas maneras miramos? Mirar literariamente es dar un significado a lo que nos rodea. Mirando podemos traspasar lo real. Nuestro mirar no es mecánico, nuestros ojos están orientados por nuestros deseos y objetivos. Nuestra capacidad de percibir es poder dirigirla siguiendo un proyecto creativo. En la consigna que dimos del cieguito sentado en un banco con un vecino, todos veían un forma indefinida a lo lejos y equivocadamente suponían que era algo con impermeable amarillo y un paraguas verde debajo. Sin embargo cuando el ciego preguntó cuáles eran sus características y su color, él ratificó que era el árbol más antiguo del planeta, Ginko Bilova, con cualidades muy curativas pero que no se dejaba ver tan fácilmente, sin saber su difícil causa (sólo los ciegos). Construir textos o poemas a través de juegos visuales es una variante productiva.
¿Qué es el Tema? Es lo más difícil de abordar; nunca conseguimos atraparlo totalmente. Muchos escritores comienzan a escribir a partir de una frase o una imagen y descubren el tema al final del texto. El tema engloba las ideas principales y da sentido a la narración, pero su concreción depende de todos los otros elementos que la constituyen: el argumento, la trama, los hechos, los personajes, los acontecimientos, los impedimentos, etc. Los tres elementos clave de la estructura temática son: 1º) El eje temático. 2º) Los motivos temáticos. 3º) El "leitmotiv". Los temas se pueden desarrollar en forma directa o tangencial. En la metamorfosis de Franz Kafka, el protagonista, hijo de una familia de clase media, se convierte en un insecto. Pero el tema central, desarrollado tangencialmente, es el de las peculiares malas relaciones que existen entre los miembros de su familia. En una narración, el tema, el argumento y la trama son elementos interdependientes y cada uno genera los restantes. El argumento es la síntesis lineal, lógica y cronológica de la historia, la base para desarrollar el tema. La trama es la organización de los acontecimientos, el esqueleto que sostiene y encadena los episodios. El tema y el argumento son algo abstracto hasta que éste se plasma, mediante una trama. Por ejemplo, en las obras en las que se dramatiza la vida y la muerte, no es el argumento lo que conmueven al lector, sino su tratamiento, el modo en que se ha tramado la historia como consecuencia de la visión del narrador-escritor. Es decir, el motivo que justifique la narración. En clase, volveremos insistentemente sobre este punto.
Repasen los escritos y poemas que están acá debajo y comenten que movilidad les produce.
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