lunes, 2 de agosto de 2010
Sísifo
Esta fábula de la mitología griega narra la tragedia de Sísifo, quien fue condenado por los Dioses a un castigo de por vida: debe subir una piedra enorme por la pendiente de una montaña, cuya cumbre no ha de alcanzar jamás. Está obligado a empujar perpetuamente ese enorme peñasco cuesta arriba, sabiendo que antes que alcance la cima, éste siempre se precipitará hacia el valle y deberá volver a empezar todo de nuevo desde el principio. El ascenso a la montaña es penoso, sacrificado. Pero cuando Sísifo retrocede al orígen, la base de la montaña, puede gozar de los únicos momentos de felicidad antes de reiniciar nuevamente el ascenso para llegar con la piedra.
Según Homero, Sísifo tenía fama de ser el más astuto de los hombres, así como el más sabio y el más prudente. Algunos suponen que fueron estas cualidades las que hicieron enfadar a los habitantes del Olimpo, aunque especialmente enojosa debe haber sido su extraordinaria astucia, ya que le permitió escapar de los Infiernos. Gracias a su inteligencia logró engañar al dios de la Muerte, encadenándolo y paralizando su accionar, por lo que Plutón tuvo que enviar al dios de la guerra para liberarlo (la guerra deja en libertad de acción a la muerte?) Pareciera que son varios los delitos punibles de este mortal.
Albert Camus reinterpreta el mito de Sísifo, convirtiéndolo en el héroe de lo absurdo, sumido en una sensibilidad paradójica. Aquel que vive perpetuamente consciente de la completa inutilidad de su vida, cuando todo el Ser está dedicado a no poder acabar ninguna obra. Siendo el mundo tan fútil, Camus se pregunta, ¿qué alternativa hay al suicidio? Pero la mayor tragedia del hombre absurdo radica en la conciencia, en conocer cabalmente su condición miserable.
Anteriormente, el castigo consistente en tener que realizar eternamente un trabajo inútil e inalcanzable, había sido entendido como la simbolización de la vana lucha del hombre por alcanzar la sabiduría. No obstante, para Camus representa más bien la metáfora del esfuerzo inútil e incesante del ser humano moderno que consume su vida en fábricas y oficinas sórdidas y deshumanizadas, haciéndole sentir que su destino es estéril y fútil. En otras palabras, el filósofo existencialista cuestiona el valor de la vida y plantea la opción del suicidio.
El suplicio de estar condenado a realizar un trabajo repetitivo que se sabe inútil y sin ninguna esperanza de escapatoria, simboliza una de las mayores angustias existenciales contemporáneas inmersas profundamente en el inconsciente.
¿Se logra experimentar la vida como un proceso evolutivo sin fin donde son más interesantes las preguntas que las respuestas? ¿Donde se puede gozar del camino, incluso del ascendente, aunque no se completen totalmente las metas ni se llegue nunca a certezas absolutas?
Ahora bien, en su ensayo "El mito de Sísifo", Camus dice que si el mundo fuera obvio, el arte no existiría, tal que el Arte nos ayuda a penetrar en la propia realidad.
De algún modo reafirma, por contiguidad, que la poesía no reproduce lo visible, sino que lo hace visible.
Lo que nos convence que la vida sería un desatino sin lo homérico, sin la ficción. O lo que es igual: contrarrestar con momentos de felicidad el mal paso de lo grisáceo.
Juan D.
Juan, un ensayito éste, disfrutable, padecible, pensar en la Condición Humana es un asome no tana fácil de soportar.
ResponderEliminarY como siempre, cuando es un Poeta el que vibra detrás de la prosa que lo denuncia, como en este tramo ensayístico tuyo, lo abismal y orillante se vuelve luminoso y soportable. Así es la Poesía.
Y qué sería la Poesía sin los Mitos, y qué de los Mitos sin la Poesía, o no son casi lo mismo, argamasa de lo inconsciente y esa flecha que lo arroja, el Poema.
Siempre un viaje pasar por tu "este Mundo".
Besos.
Virginia.