
jueves, 25 de noviembre de 2010
Senso

martes, 16 de noviembre de 2010
Tu palabra
lunes, 8 de noviembre de 2010
Acto
jueves, 7 de octubre de 2010
Samuel Beckett

lunes, 27 de septiembre de 2010
Ché memoria

domingo, 26 de septiembre de 2010
Memoria - siglo XX
sábado, 18 de septiembre de 2010
Patinando

lunes, 6 de septiembre de 2010
Hay que suponer
Supongamos que usted una mañana se despierte,
se siente al borde de la cama,
se mire el cuerpo,
se estire como un gato
y apretando el riñón con su índice,
diga bueeéh…!
Supongamos que una mañana usted se despierte…
poeta.
Supongamos.
Que deposite una gota de esternón
sublingual,
estire el regreso de un deseo,
y frente al ingreso ventanal del sol,
se hamaque.
Que levante las cuatro sotas que dejó tiradas anoche,
le recorte los tacones,
y al periódico del día lo salpique
con matecocido y porfía.
Que le den ganas de dibujar bocas y zapatillas,
dejar escapar todos los adjetivos por las mirillas,
perseguir en paños menores a la metáfora menor
por toda la casa.
Que de repente se le aparezca la letra jota
minúscula,
y aquella vieja historia de la música,
secrete.
Que los sedimentos sedimenten,
los nutrientes refrigeren,
los amores platonicen,
los perdedores ironicen.
Digamos, que a usted no le interese más otra cosa
que la semilla,
el desentono,
quebrar el semen.
Querrá fatigar el suburbio
si devino poesía,
resoplar su potrillo.
Vamos a suponer que sale a la calle en puntas de pié,
que salude cortésmente a una señora con sombrero.
“Buon giorno”
y en vez de una flor le obsequie un soliloquio.
Digamos que a por los años felices,
por un momento supongamos
que al doblar la esquina del buzón
vienen a su encuentro Alejandra Pizarnik del brazo de
Julio Cortázar,
lo besen como a un viejo cómplice
y se vayan los tres abrazados hasta la última mesa
de un bodegón malhablado
a describir, muertos de risa,
el rechinar de los pecados
que pasan
en fila india… uno a uno.
Piénselo.
Una mañana desatinada
usted debería suponer.
Juan
martes, 31 de agosto de 2010
Lo oculto
lunes, 23 de agosto de 2010
¡Apuremos!

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domingo, 22 de agosto de 2010
Buscarla

viernes, 13 de agosto de 2010
Sobrevino un poema culposo hacia el comienzo del siglo. ....................

Puedo sentir que no deseabas
lunes, 2 de agosto de 2010
Sísifo
Esta fábula de la mitología griega narra la tragedia de Sísifo, quien fue condenado por los Dioses a un castigo de por vida: debe subir una piedra enorme por la pendiente de una montaña, cuya cumbre no ha de alcanzar jamás. Está obligado a empujar perpetuamente ese enorme peñasco cuesta arriba, sabiendo que antes que alcance la cima, éste siempre se precipitará hacia el valle y deberá volver a empezar todo de nuevo desde el principio. El ascenso a la montaña es penoso, sacrificado. Pero cuando Sísifo retrocede al orígen, la base de la montaña, puede gozar de los únicos momentos de felicidad antes de reiniciar nuevamente el ascenso para llegar con la piedra.
Según Homero, Sísifo tenía fama de ser el más astuto de los hombres, así como el más sabio y el más prudente. Algunos suponen que fueron estas cualidades las que hicieron enfadar a los habitantes del Olimpo, aunque especialmente enojosa debe haber sido su extraordinaria astucia, ya que le permitió escapar de los Infiernos. Gracias a su inteligencia logró engañar al dios de la Muerte, encadenándolo y paralizando su accionar, por lo que Plutón tuvo que enviar al dios de la guerra para liberarlo (la guerra deja en libertad de acción a la muerte?) Pareciera que son varios los delitos punibles de este mortal.
Albert Camus reinterpreta el mito de Sísifo, convirtiéndolo en el héroe de lo absurdo, sumido en una sensibilidad paradójica. Aquel que vive perpetuamente consciente de la completa inutilidad de su vida, cuando todo el Ser está dedicado a no poder acabar ninguna obra. Siendo el mundo tan fútil, Camus se pregunta, ¿qué alternativa hay al suicidio? Pero la mayor tragedia del hombre absurdo radica en la conciencia, en conocer cabalmente su condición miserable.
Anteriormente, el castigo consistente en tener que realizar eternamente un trabajo inútil e inalcanzable, había sido entendido como la simbolización de la vana lucha del hombre por alcanzar la sabiduría. No obstante, para Camus representa más bien la metáfora del esfuerzo inútil e incesante del ser humano moderno que consume su vida en fábricas y oficinas sórdidas y deshumanizadas, haciéndole sentir que su destino es estéril y fútil. En otras palabras, el filósofo existencialista cuestiona el valor de la vida y plantea la opción del suicidio.
El suplicio de estar condenado a realizar un trabajo repetitivo que se sabe inútil y sin ninguna esperanza de escapatoria, simboliza una de las mayores angustias existenciales contemporáneas inmersas profundamente en el inconsciente.
¿Se logra experimentar la vida como un proceso evolutivo sin fin donde son más interesantes las preguntas que las respuestas? ¿Donde se puede gozar del camino, incluso del ascendente, aunque no se completen totalmente las metas ni se llegue nunca a certezas absolutas?
Ahora bien, en su ensayo "El mito de Sísifo", Camus dice que si el mundo fuera obvio, el arte no existiría, tal que el Arte nos ayuda a penetrar en la propia realidad.
De algún modo reafirma, por contiguidad, que la poesía no reproduce lo visible, sino que lo hace visible.
Lo que nos convence que la vida sería un desatino sin lo homérico, sin la ficción. O lo que es igual: contrarrestar con momentos de felicidad el mal paso de lo grisáceo.
Juan D.
En el parque de la memoria
sábado, 31 de julio de 2010
Antes hoy que mañana
domingo, 18 de julio de 2010
Duermevela
viernes, 16 de julio de 2010
Voz

Sé que me gustó imaginar tu voz
aquella antigua
sin tiempo
creyendo en ella
qué otra cosa pude hacer
que escucharla al trasluz
divisar una acústica sin vuelo
rodeada de sinónimos
qué cosas pude prever
en la sinceridad de homónimos
construídos con lengua materna
arrullado
en el más común de los sentidos
escuché decir lo grave
de verdades vacías
sobrevenidas del decir
explicando el tacto
la piel
supe de algo que dirime cosas encontradas
para quedarnos ambos
sin voz
sin voces que intentaran la palabra
para apenar esta caída
viernes, 9 de julio de 2010
La Pomeña
Eulogia Tapia es una coplera que actualmente vive en un puesto de campo en La Poma, al norte de Salta. Detrás de sus ojos hay un recuerdo y detrás de esa zamba, una entrañable historia que un lejano día vivió.
Aquella vez, sobre el filo del carnaval, en el boliche "La flor del pago" en una mesa disfrutando de un vinito estaba Manuel Castilla. Cuando en ese momento entró Eulogia con su caja bajo el brazo, su cara salpicada de harina y sus diezysiete jugleros años. Y entonces empezó el contrapunto con Manuel en un ir y venir de coplas donde todo era poesía. Un diálogo musical donde debería ganar quien no perdía inspiración. De esa forma, y mientras pasaban las horas y llegaba la nohe, sacaron todo su ingenio de adentro, hasta que Castilla "no tuvo más que decir", según atestigua el cantinero.
Bajo la mirada atónita del poeta la joven pomeña salió por la puerta para desatar su caballo rumbo "a las casas". No sea que el padre "me sorprenda en el boliche".
Al día siguiente, Castilla que no había asumido su derrota, fue a buscar a Eulogia a su rancho, en donde fue muy mal recibido por su padre don Joaquín "que era más bravo que el cardón".
Como al tiempo, frente a dos vinitos, Manuel Castilla junto al "Cuchi", terminaban la zamba, un verdadero himno salteño cantado en toda América.
Hoy Eulogia, de avanzada edad, se convirtió en una leyenda que deambula por los caminos del norte. Y a pesar de la popularidad de su nombre sus cosas no han cambiado. Cada mañana, apenas asoma el sol, ella sale de su humilde rancho de adobe para ordeñar sus cabras y seguir cortando el trigo de su pan. Llegado el mediodía, saca unas hojitas de coca de su bolsillo y matea con su marido, mientras trata de encontrar un nuevo secreto en las flores de alfalfa que cubren su territorio.

Eulogia Tapia en La Poma
al aire da su ternura
Si pasa sobre la arena
iba pisando la luna
El trigo que va cortando
madura por su cintura
Mirando flores de alfalfa
sus ojos negros se azulan
El sauce de tu casa
te está llorando
porque te roban Eulogia
carnavaleando
La cara se le enharina
la sombra se le enarena
Cantando y desencantando
se le entreveran las penas
Viene en un caballo blanco
la caja en sus manos tiembla
y cuando se hunde en la noche
es una dalia morena